Lhasa (El Tibet)

Llegamos a esta capital cansados por las 44 horas de tren pero con muchas ganas de descubrirla. En la misma estacion nos recogio el guia de la agencia que teniamos contratada ya que en este "pais" es casi mision imposible intentar viajar por tu cuenta. Una vez alojados en el hotel salimos a bichear por la zona, nos empezo a sorprender que cada vez nos cruzabamos con mas y mas gente que iba andando un tanto a prisa recitando palabras inentelegibles para nosotros, con unos rulos en una mano(ruedas de oracion), y una especie de rosario en la otra. Poco despues nos enteramos que estaban realizando su kora diaria, es decir dar vueltas y mas vueltas a un palacio o monasterio rezando lo suyo para de alguna manera redimir sus pecados diarios(cuantas vueltas tendria que dar yo si creyera en algo de eso). El ambiente bullia y cada vez habia mas gente. Entramos en callejones donde habia templos pequenos, observamos la gente como mantenia las estupas(una especie de hornos conicos donde queman incienso y otras aromaticas) y estabamos inmersos en una especie de voragine observadora a todo lo que ocurria a nuestro alrededor. En Lhasa pasamos tres dias en los cuales por las mananas y primera hora de la tarde tuvimos la visita al famoso Palacio del Potala (residencia de los Dalais Lamas), y otros monasterios de la zona Drepung y Sera. Despues teniamos nuestro tiempo libre para seguir escudrinando la ciudad.
Despues ya comenzamos el recorrido de 7 dias que nos llevo a recorrer varios pueblos de el pais, Gyantse, Shigatse, Barber... hasta llegar al campo base del Everest y posteriormente a los pueblos de Tingri y Zangmu, donde desde este ultimo hemos cruzado hoy la frontera Chino-Nepalesa. La verdad es que el Tibet es un pais que impresiona por muchos aspectos y no tiene nada, nada que ver con el pais opresor, China, que lo tiene sometido. (ya me parezco mucho mas a Richar Gere, jajaja).