sábado, 12 de septiembre de 2009

El Everest


El dia anterior, 9 de septiembre, le habiamos visto asomar su cumbre de entre las nubes a muchos kilometros de distancia mientras nos dirigiamos a su alcance. Hicimos parar los todo terreno y bajamos rapidamente de ellos como si la mastodontica montana se fuera a ir de nuestra vista. Empezamos con las fotos de rigor, empezando a tener problemas para enfocar ya que "casualmente" a todos se nos habia metido una pajita en el ojo y los teniamos algo emborronados. Seguimos el recorrido y a la hora de comer llegamos a un campamento de tiendas proximo al campo base del Everest donde pasariamos la noche. Al llegar nos dimos cuenta de que la montana habia desaparecido entre niebla y nubes tapandola por completo. La desilusion fue tremenda, preguntando a los locales si tendriamos alguna posibilidad de poder verla, contestacion por parte de ellos "puede que si, puede que no" (asi acertamos todos). Conforme iba pasando la tarde nuestras esperanzas de poder ir al campo base se iban frustrando hasta que el guia decidio que no valia la pena recorrer los 4 km que distancian nuestras tiendas del campamento base. La tarde prometia ser larga, asi que decidimos por nuestra cuenta acercarnos a el monasterio de Rongpu, que estaba a otros 4 km pero en direccion contraria al campo base. Estabamos a una altitud de 5.050 m, y la verdad es que casi ninguno tuvo problemas de mal de altura, quizas Valentina ha sido la unica que ha sufrido algun malestar. Despues del paseo, lectura en tienda y a pasar las horas y la noche hasta el dia siguiente. La noche era de cuento, y el cielo reventaba de estrellas a mas no poder.
Llego el dia 10 y lo primero que hicimos al despertar fue salir de las tiendas y dirigir la mirada hacia la gran mole y.... seguia totalmente sin dejarse ver. Mas desilusionados que nunca e incluso intentando llegar a pactar con nuestro guia una noche mas en el campo de tiendas, nos dijo que saldriamos en breve hacia el campo base. Como unos crios mosqueados con todo lo que se menea, comenzamos a andar, con muy pocas espectativas de conseguir nuestro objetivo. Los 4 km se hicieron algo pesados, mas por la inapetencia de andar mirando hacia el frente y ver tan solo nubes y mas nubes ocultando la montana mas elevada de la Tierra, que por andar a mas de 5.000 m de altitud. Pero cuando nos faltaban tan solo unos cientos de metros para llegar al campo base, empezo a dejarse ligeramente asomar por su cima, nos dio a todos un respingo y sonreimos, nos dijimos ...tenemos que verlo. Cuando llegamos al control de la entrada al campo base, que estaba vigilado por militares, parecia que poco a poco iba ganandole la partida a las nubes y se iba destapando un poco mas, empezamos con las fotos y en poco tiempo se dejo ver por completo, fue toda una experiencia, tanto por lo que estabamos admirando como por la suerte que habiamos tenido al poder hacerlo sin casi ninguna posibilidad en un principio. Fotos y mas fotos y otra vez las dichosas pajitas en los ojos. Cuando ya se nos paso un poco la emocion del momento, hice una de las mias. Nos habian advertido en el control que no podiamos ni tan siquiera bajarnos la cremallera de las cazadoras por si llevabamos alguna camiseta reivindicativa o con algun logo de algo. Tras observar a los militares que nos vigilaban y en un descuido que tuvieron, saque mi banderin de Ardillas, que para eso lo habia pedido hacer, y me sacaron las instantaneas con el mismo. Jajaja. Despues cambie la tarjeta de la camara por si habia algun infiltrado mezclado entre la gente que estaba por alli... En fin toda una experiencia.

2 comentarios:

  1. Pedro, qué pasada! cómo te envidio! Ya tenía ganas de que nos contaras cosas nuevas. Imagino que tu forma de ver la vida habrá sido modificada, por fuerza, al ver todas esas maravillas, no puede ser de otra forma.

    Nos vemos pronto, no?

    Besos,

    Nieves.

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  2. Por cierto, es la primera foto en la que te veo sonreir!!!

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